Thursday 11 March 2021

¿Qué está pasando en el Ministerio de Igualdad?

El 6 de marzo de 2021 se hizo público en prensa una recogida de firmas de, últimamente, más de 1.600 militantes e inscritos de Podemos, algun@s con altos cargos. En ella se hizo manifiesta una gran preocupación por el borrador de la Ley Montero (en realidad dos leyes presentadas casi al unísono, ambas con un fin parecido), la "Ley Trans". Dicha preocupación surgió tanto por la misoginia y sexismo de la ley, como por la amenaza real que podía suponer para la salud y bienestar de muchos jóvenes o incluso niños, menores de edad. 

Hay ya mucha información disponible sobre el porqué de esta preocupación, que se basa en la pérdida de derechos de la mujer (el derecho a espacios propios sin hombres, a ciertos cuidados sanitarios o pruebas médicas sin la presencia de hombres, de cárceles y otros espacios segregados), derechos ganados a lo largo de décadas de lucha y basados en el hecho de que el sexo es binario y relevante. La ley abría la puerta a que una parte minoritaria, pero con un perfil público muy conflictivo y agresivo, de los hombres accediera a estos espacios sin barrera ni recurso por parte de las mujeres.

Por otra parte, inducir a algunos jóvenes en una edad muy vulnerable a confundir el descontento que tengan con el mundo con una supuesta necesidad de cambiar su propia identidad o cuerpo es un error y de un tipo de ingeniería social experimental. Es, además, de un enfoque que encaja perfectamente en el neoliberalismo: si estás disgustado con tu vida, el problema no es de la sociedad, ¡cámbiate a ti mismo!

Hay numerosos casos de personas que han cambiado de parecer tras la mal nombrada "transición" (como si la vida ella misma fuera un videojuego) -y digo 'mal nombrada', porque no se puede cambiar de sexo y el problema siempre ha residido no en la persona sino en la sociedad, en los roles de género exigidos en la sociedad. La tasa de intento de suicidio no varía antes de o después de la cirugía, porque en realidad no soluciona nada, solo añade otra capa de problemas, de tipo físico. Los niveles de disforia tampoco se modifican significativamente.

La de-transición es típicamente parcial porque la hormonación contemplada en la ley para jóvenes pre-pubertad o, peor aún, la cirugía, hacen que la transición es a menudo irreversible. Y aunque hay ya cientos de jóvenes hablando de su de-transición, poca repercusión tiene en la prensa. Hay una lista de efectos secundarios serios de la hormonación de niños y jóvenes (para las mujeres: exceso de células rojas, hipertensión, diabetes, enfermedad cardiovascular, aumento de peso, acné, calvicie, apnea del sueño, problemas del hígado, dislipidemia, empeoramiento de los problemas psicológicos, esterilidad...). Y es que, aunque se repite como mantra que han "nacido en el cuerpo equivocado", el cuerpo de cada uno es perfecto y cumple con su función; en cambio las intervenciones con hormonas y extirpaciones sin serias razones médicas no son compatibles con una buena salud.

En otros países...

Ya existe una experiencia previa de leyes muy parecidas en otros muchos países y no es buena para las mujeres, ni para los jóvenes. Este último grupo se ve privado del sentido común, la perspectiva a largo plazo y el entendimiento de que los jóvenes muy a menudo se sienten confusos o descontentos durante unos pocos años, y esto es normal. En lugar de brindarles apoyo o ayuda psicológica, o incluso reivindicar que la sociedad que imponga roles rígidos de género tiene la culpabilidad, la Ley intenta empujarlos hacia la creencia que el problema son ellos mismos, así como hacia tratamientos agresivos y en muchos casos irreversibles. 

La Ley asimismo introduce unos contenidos totalmente ideológicos en la educación, y además en contra de los hechos puramente científicos. Borra el hecho biológico de que el sexo es binario tanto en el ser humano como en otros mamíferos, y el que es el género que es fluido, con muchas manifestaciones.

Más sorprendente aun, la Leyes Trans no definen ni sexo ni género, y además mezcla los términos sin piedad. 

¿Pero el Movimiento Trans representa a los transexuales por lo menos?

El término "Movimiento Trans" esconde la realidad de que no representa ni a los transexuales (que, hay que recordar, son menos del 1% de la población), ni a sus intereses. Además, el mismo término 'transexual' NO significa que uno es de ambos sexos; uno es en todo caso de un sexo determinado, con característicos secundarios ambiguos. A la vez el término 'trans' engloba un sinfín de condiciones y parafilias, muchas de las cuales no son aptas para que los enarbole el Estado.

Los grandes inversores internacionales reconocen que estos tratamientos suponen un área de enorme crecimiento actual con unas previsiones tremendas, además de no ser en absoluto una amenaza para el capitalismo (mientras que el feminismo, sí que lo es). George Soros, el gran inversor, apoya estos tratamientos por su aspecto financiero y, según el Washington Post, es en gran medida responsable del empuje del Movimiento. Este Movimiento encaja dentro del movimiento transhumano promocionado ampliamente por todos los multimillonarios del "tech", así como los grandes inversores, incluyendo -¿cómo no?- Bill Gates. Es una visión de la humanidad aterradora y muy reñida con los valores del feminismo, incluyendo el ecologismo.

El Movimiento Trans está recibiendo de los inversores y de la Gran Farma cantidades ingentes de dinero y, además, está acaparando las subvenciones que se destinaban hace poco a otros colectivos, por ejemplo de lesbianas, gais... En EE.UU. varios albergues para mujeres vulnerables y maltratadas han tenido que admitir a violadores trans-identificados para no perder su subvención, y precisamente varios de esos hombres se han portado como los predadores que son. Hay mujeres-trans violadoras que están en la cárcel de mujeres y que han cometido en la cárcel más violaciones. Es posible que estos casos sean anecdóticos, pero no menos serios por ello. Una propuesta de ley donde se sabe ya de los problemas inherentes y muy graves no debería seguir en pie.

Se sospecha que los partidos políticos también a través de lobbies están recibiendo fondos para promocionar la ideología trans.

No ha habido debate real por parte del Ministerio de Igualdad, lo cual citó una encuesta por email no ampliamente difundida ni cuyos resultados han sido publicados en detalle, para justificar que la Ley tenía apoyos. En cualquier caso, puesto que el Proyecto de Ley no había sido publicado con anterioridad, la encuesta no fue basada en el Proyecto Ley en sí (porque no habían visto el texto), sino en la cuestión de si los transexuales deberían tener protección por ley, lo cual es ampliamente aceptado por la población y ya es un hecho dentro de la ley desde hace décadas. 

Lo que está demostrado es que el día 6 se hizo público en prensa una recogida de firmas de militantes de Podemos, algunos fundadores del Partido; y 2 días más tarde, el día 8, Día Internacional de la Mujer, el Ministerio dio una demostración del mansplaining cuando organizó para que una mujer-trans, o sea, un hombre vestido de mujer, nos explicase cómo las mujeres hacemos mal las cosas en apoyarnos en el trabajo doméstico de otras mujeres para poder trabajar fuera de casa. 

El discurso podría haberse centrado mejor en que las mujeres no tienen la culpa, que es verdad que ellas, no los hombres, acaban siendo el último escalón del trabajo, que ellas hacen un doble trabajo, dentro y fuera de la casa, y que hace falta mucho más apoyo institucional para las mujeres, que en muchos casos tienen grandes dificultades para poder trabajar fuera de la casa. El Ministerio hizo un "gaslighting" de las mujeres, y dio protagonismo a un hombre en el día de la Mujer. Más inexplicable dentro del feminismo, se procedió a filtrar en prensa y redes que eran personas de la "Extrema Derecha" que se estaban manifestando contra la Ley.

No se puede equiparar la situación de la mujer (mayoría absoluta de la población) a la de minorías. Las mujeres, como clase social, sufren una opresión que perdura en el tiempo por su sexo. Bien entendible es que el neoliberalismo prefiere la política de identidades, con la población fragmentada. Considerar a la cuestión de la mujer como una identidad más, y no como el resultado de nacer y crecer con el sexo femenino, es luego hacer malabares para ver quién recibe qué recurso; y la experiencia en el Extranjero ha demostrado que el Movimiento Trans intenta apoderarse de los recursos destinados a colectivos de mujeres. 

Es un Movimiento que no se pronuncia sobre los hombres que están parasitando las organizaciones ideadas para mujeres, como se ha visto en la irrupción de hombres acosadores en grupos de lesbianas, el ingreso de hombres en refugios para mujeres, en los intentos de "cancelar" a muchas feministas, y en la agresividad con la que se meten con feministas en las redes o en otros ámbitos.

Curiosamente Podemos incluye en sus textos institucionales dos elementos peculiares, al margen de los malabares lingüísticos que hay que hacer para evitar los pronombres sexistas. Los pronombres femeninos permiten que se pueda referir a las hembras de nuestra especie y, sin embargo, están siendo borrados. Además, estos textos dan a entender:

  1. Que es mejor hablar de las mujeres, en lugar de la mujer. No obstante, no somos sólo un grupo de individuos, sino una clase con el derecho de una consideración específica por tener el sexo de mujer, la razón de una opresión histórico y, de paso, la misma base de nuestra explotación desde nuestro nacimiento dentro del capitalismo, que necesita la labor no remunerada o infra-remunerada de la mujer -tanto nuestra producción como nuestra reproducción-, además de la de futuras generaciones (mediante el endeudamiento y el desgaste medioambiental).
  2. Que hay que aceptar gustosamente dentro del Partido las mujeres no especialmente guapas. En su Protocolo de Comunicación Feminista aparece esta sensata exhortación de "huir de la sexualización de la que las mujeres aparecen siempre jóvenes, delgadas, primorosamente arregladas." Lo cual choca con el exceso de "feminidad" que ostentan las mujeres-trans, con sus pelucas lustrosas, su maquillaje excesivo, sus ropa específicamente femenina. O, incluso con los tacones altos de la propia Ministra en la tele.
El uso del lenguaje es, por supuesto, importante; y eliminar el sexismo de nuestro discurso es clave para cambiar los prejuicios. Pero la eliminación de los pronombres y sustantivos ya asignados a un sexo determinado pone en riesgo poder hablar y pensar con sensatez. En el Reino Unido el Servicio Nacional de Salud ahora se refiere a las mujeres como "personas con útero" para alguna prueba médica. No en el caso de la prueba del próstata, que sí que va dirigida a los hombres. 

Este titular, sobre un hombre que ha dado a luz tras recibido esperma de una mujer, parece casi increíble, hasta que nos demos cuenta de que lo que ha pasado en que un hombre (llamado "mujer") ha tenido un bebé con una mujer (llamada "hombre") y que lo único destacable de la noticia es la confusión creada en la sociedad y entre las personas; además del término equivocado 'female', que es un término biológico que no  puede nunca referirse a un donante de esperma:


Más grotesco es la cantidad de mujeres-trans identificándose como lesbianas, acosando a lesbianas con su "pene-de-chica" en espacios para lesbianas, y acusando a las mujeres de transfobia por su rechazo natural hacia ellos.

El Movimiento Trans se presenta como un colectivo de personas débiles, infra-representadas, como tradicionalmente ha sido el colectivo de lesbianas. Pero no es cierto. No paran de recordarnos que hay mucha violencia perpetrada contra ell@s. Nada en comparación con la que se perpetúa contra las mujeres, pero han conseguido eclipsar a las mujeres en este debate. No deberíamos olvidar que hay más asesinatos cometidos por l@s trans que contra l@s trans. Es posible que estos datos dentro de muy poco no sean analizables, en cuanto una mujer-trans asuma la identidad de "mujer", sin más. 

Es un hecho que admitir a hombres en deportes competitivos de mujeres obra en gran detrimento de las mujeres, permitiendo a algunos hombres mediocres en su propia categoría, ganarles a las mujeres con facilidad. Sólo hay que comparar los récords mundiales de las categorías masculinas y femeninas. Admitir a los hombres condenados por crímenes violentos a cárceles de mujeres es asimismo claramente un error.

Estos dos ejemplos, además, demuestran que las medidas contempladas en la Ley no son simétricas. Las mujeres trans-identificadas no suponen un batacazo para los hombres en el deporte, y los hombres-trans difícilmente van a querer ingresar en la cárcel para hombres. 

La criminalidad de las mujeres-trans es similar a la de los hombres (¡porque SON hombres!)

Las mujeres-trans son algo menos propensos de cometer un crimen (tienen el 0,8 de probabilidad) que los hombres. Pero tienen 18 veces más probabilidades de cometerlo que las mujeres. (No obstante los hombres-trans son mucho más violentos que las mujeres, lo cual puede entenderse como un efecto de tomar testosterona.)

Es un hecho que la actividad delictiva, en particular los delitos violentos, es mucho más común entre los hombres que entre las mujeres en la población general. Un estudio sueco de todas las solicitudes de reasignación de sexo en Suecia hasta 1992 encontró que el 9,7% de los solicitantes de hombre a mujer y el 6,1% de mujer a hombre habían sido procesados ​​por un delito. Sin embargo, el crimen después de la reasignación de sexo no se había estudiado previamente. Los individuos de hombre a mujer tenían un mayor riesgo de condenas penales en comparación con los controles femeninos, pero no en comparación con los controles masculinos. Esto sugiere que el procedimiento de reasignación de sexo hombre-a-mujer no aumentó ni disminuyó el riesgo de delitos penales entre hombres y mujeres. 

Por el contrario, los hombres-trans tenían un mayor riesgo de condenas penales en comparación con los controles femeninos y no diferían de los controles masculinos, lo que sugiere una mayor propensión a la delincuencia en las personas mujer-a-hombre después de su transición.

Hoy en día, más del 87% de los hombres trans-identificados NO se hace la cirugía de "abajo". Son físicamente hombres, con todo la problemática que eso puede acarrear para la mujer en determinados ámbitos. En cuanto a las mujeres trans-identificados, un 48-54% se hace la cirugía, y la cirugía es tremendamente invasiva e irreversible, extirpando pechos, útero, vagina... 

Estas cirugías son un campo de rápida expansión. De todos los procedimientos registrados por la Sociedad Estadounidense de Cirujanos Plásticos, fue una de las que más se incrementó entre 2016 y 2017, aumentando en un 155% de 2016 a 2017, con un crecimiento del 289% para los hombres-trans; con un aumento del 41% para las mujeres-trans (en esta última categoría se incluye los implantes de pechos, una cirugía en gran medida, reversible y superficial). De nuevo las mujeres son las grandes perjudicadas y muchas de ellas muy jóvenes, ya que se permite que los menores accedan a cirugías y hormonación, ambas experimentales y con unos efectos a largo plazo desconocidos o incluso previsiblemente muy perjudiciales. 

Es importante no olvidarse de que las cirugías NO resultan en órganos reales, con funcionalidad, sino en un simulacro. Las cirugías de "abajo" tienen resultados grotescos, no funcionales, y con una posibilidad real de repeticiones quirúrgicas constantes (una parte significativa de los hombres-trans operados se someten a cirugías nada menos que 16 veces).

La militancia del Movimiento Trans es un grupo organizado y muy agresivo de los mismos hombres ricos y blancos de siempre, con el privilegio de siempre, algunos transexuales (en gran medida los que se llamaban en otros tiempos travestis) y otros muchos ni siquiera. Son hombres disfrazados de personas vulnerables, con una obsesión de meter mano a los realmente vulnerables de la sociedad (los niños y las mujeres), hasta el punto de hacer palpable la amenaza de quitar la patria potestad a los padres y madres de sus hijos, anulando su posibilidad de proteger a éstos del abuso de cirugías y medicamentos dañinos a unas edades en las que es imposible que entiendan las repercusiones a largo plazo de dichas mutilaciones. Encaja en el pensamiento neoliberal a la perfección: con la tendencia de bajar los salarios, en este caso de los profesionales que podrían ayudar a las personas con dismorfia y otros problemas psicológicos; y con la de incrementar la lista de patologías, drogodependencia, medicalización y cirugías de por vida...

Los lobbies de los grandes intereses farmacéuticos sobornan con unos ingresos enormes a los partidos políticos de EE.UU. El Portal de Transparencia de Podemos sólo incluye información sobre los ingresos hasta el 2018, así que es imposible saber si Podemos ha recibido dinero de algunos grupos de presión. No es fácil saber cuánto dinero pagan los lobbies al gobierno o cuáles son los términos reales de nuestro gran endeudamiento actual y si tiene vinculación con la Ley Trans.

Un movimiento social de Izquierdas que no acepte que el Feminismo es para proteger a las mujeres, en parte de los hombres y sus sistemas de poder, así como para luchar por la igualdad de las mujeres frente al privilegio de los hombres, no es de Izquierdas, y desde luego no puede ser feminista. Igual que la medida que anunció Podemos el mismo 8 de marzo sobre ayudas para la conciliación que se destinarían en un 80% a las mujeres, ¿qué significado puede tener tal medida si algunos hombres podrán beneficiarse de ella, identificándose como mujeres. Y lo harán, porque el problema sistémico de las mujeres es que los hombres que deseen invadir sus espacios, o apoderarse de lo de ellas, suelen ser más agresivos, más ruidosos y una amenaza real.

Hay una palabra para la situación en la que las mujeres que hablen sobre cuerpos femeninos se considera inaceptablemente antisocial, donde se impida sistemáticamente describir las consecuencias del sexismo para las mujeres, donde los recursos para las mujeres se redistribuyan a los usuarios masculinos mientras que los recursos para los hombres se dejen en manos masculinas, y donde “hombre” y “mujer” se asocien rígidamente con la masculinidad y feminidad. Esa palabra no es “progresista”, “liberal”, “feminista” o cualquiera de los otros términos que generalmente se asocian con el activismo trans. La palabra es misoginia.

La lucha feminista no se resuelve con aplausos un día al año, o con globos morados. Tampoco con dibujitos tiernos o centrándose exclusivamente en las mujeres asistentas, limpiadoras y víctimas. La lucha es de todas y, además, se busca un mundo mejor para todos los seres, de todos, hombres y mujeres de todas las consideraciones. 

Esta lucha requiere que Podemos se sitúe de nuevo al lado de sus principios iniciales, como partido anticapitalista y -sobra añadirlo- feminista. Las mujeres somos sujetos en pleno derecho, no en competencia con intereses diversos, sino porque una política de izquierdas tiene que colocar la ideología precisamente del feminismo en el centro.




11.10.22: este artículo ha sido ligeramente modificado. Creo que 'hombre-trans' y 'mujer-trans' son términos diseñados para engañar, confundir e imponer pronombres erróneos; por tanto, he reemplazado estos términos por 'hombre trans-identificado' y 'mujer trans-identificado' en varios sitios.