Tras el desastre para Podemos de las elecciones de la Comunidad de Madrid del 4 de mayo de 2021 conviene analizar cómo hemos llegado hasta aquí, y además partiéndose de unos comienzos tan prometedores.
UP aumentó sus escaños de 7 a 10, lo cual es positivo. En 2011, cuando Más Madrid y Podemos no existían, IU consiguió un 9,6% de los votos. En 2015 UP consiguió el 18,67%, y en 2019 el 20,29%. En estas elecciones de 2021, UP ha sacado un 24,18%; Más Madrid y UP han logrado un 8% más votos que el PSOE, cuyos votantes han abandonado el partido, unos en apoyo del PP, otros a la Izquierda real. De hecho Más Madrid ha subido en votos un 29% en los dos últimos años, y UP un 44%, nada menos.
El debacle real ha sido de Ciudadanos (ese falso Centro) y del PSOE (esa falsa Izquierda), lo cual hace pensar que parte de la población se cansa de lo "políticamente correcto", lo de las palabras finas sin sustancia detrás, lo del auto-denominado "Centro" que luego se ubica en la Extrema Derecha.Y la gran victoria es de Vox -no de Ayuso-, que con solo un escaño más tendrá todo el poder sobre el PP de la Comunidad de Madrid.
Pero Podemos ha perdido su líder, carismático como nadie, capacitado y mediático como nadie. Dio un salto valiente desde la vicepresidencia -nada menos- al incógnito, y todo apuntaba a que iba a ser un acierto a pesar del casi total bloqueo de los medios de comunicación de masas, a pesar de los constantes bulos y mentiras de la oposición y su prensa y televisión, a pesar de la inutilidad absoluta del que habría tenido que ser un aliado desde el comienzo, Gabilondo, a pesar de la negativa de Más Madrid de apoyar un esfuerzo en común desde el comienzo. Más Madrid que prefiere de nuevo perder que juntarse con la única Izquierda que tenemos.
En el análisis de nivel de estudios, edad, sexo, etc. del votante, los más ricos y los que tienen más estudios votan a la Derecha. El inmigrante prefiere votar ligeramente a la Izquierda que a la Derecha. Pero -y es importante recordarlo- los inmigrantes son pocos en realidad, y la gran mayoría no vota. Y la abstención sigue siendo cosa de la Izquierda.
Ahora previsiblemente tendremos elecciones anticipadas en Andalucía, con una Izquierda no preparada para ello, sin liderazgo y sin proyección de proyecto.
Ya entre los derrotados se oyen voces proclamando que ha ganado el fascismo. Casi pero no del todo. Ayuso y Vox son la extrema derecha pero todavía no son el fascismo. Lo que ha ganado no es únicamente la Extrema Derecha, sino también la falta de una voz fuerte de Izquierdas, una voz que hable del elefante en la habitación: el sistema económico.
La filosofía política de izquierdas, esa política "woke" -de la identidad-, esa que busca sin parar los votos de los colectivos, esa que es "políticamente correcta", ha demostrado una y otra vez que no vale. No porque los inmigrantes, los trans-identificados, los desempleados, los sintecho, las mujeres, etc. no deban tener derechos. Deberían tener una totalidad de derechos, claro que sí. Pero todos deberíamos tener derechos, y deberes, así que no hace falta señalar constantemente a minorías, ni perseguirlas buscando el voto. Además, muchas de esas minorías no votan.
Ha sido un error garrafal alienar a las feministas, clave en cualquier lucha contra el neoliberalismo, que es patriarcado aplastante en todas sus iteraciones. Y ha sido un error de principiantes tratar a las mujeres como un colectivo más, premiando al movimiento trans por encima de los derechos de las mujeres y niños. Ha sido un error hablar de "feminismos", en plural, como si cualquier postura contra la cultura dominante fuera feminista. Ha sido un error sustituir sexo por género, como concepto (lo cual anula decenas de leyes anteriores de protección de la mujer), como si la discriminación fuera hacia las emociones o sentimientos de uno, como si ser mujer fuera como un envase, a elegir, como si no se tratara de un espacio más de mujeres colonizado por hombres. Ha sido un error amenazar a los padres con quitarles la tutela de sus hijos menores con disforia, o incluso con hormonar o mutilar a sus hijos.
Ha sido un error hablar de subir los impuestos un poquito a los superricos, porque "deberían contribuir un poco más". Es que tener un Rey del Sol, o un Amancio Ortega, si lo prefieres -o varios- es incompatible con la democracia. Es que llegar a ser un billonario significa haber eludido impuestos, explotado a mucha gente, robado recursos de los demás y de generaciones futuras, comprado el poder, y muchas más cosas. A los superricos hay que hacerlos tributar sobre su patrimonio y sobre sus ingresos para que nadie tenga más de unos pocos millones. Ha sido un error tratarlos como si hubieran ganado "su" dinero, en lugar de lo que realmente ocurrió: se apropiaron del trabajo de otros. O lo hicieron sus padres.
Ha sido un error no acabar con las diferencias fiscales entre regiones, las cuales suponen una "carrera hacia abajo" pero que benefician a Madrid a costa de las demás, aun siendo un juego de suma negativa. Ha sido un error no poner sobre el tapete una ley estatal de sucesiones, para que la riqueza no se concentre en pocas manos de una generación a otra.
Ha sido un error hablar de proteger a los pobres sin poner sobre la mesa viviendas, eléctricas, suministro de agua, banca... públicos, y para todos que los necesiten. Y un error poner en marcha ertes sin exigir a las empresas socorridas ratios máximas entre los salarios más altos y los más bajos, acordes con una sociedad civilizada (de 9:1, como mucho).
Ha sido un error no haber exigido a la banca rescatada hace 9 años ratios similares entre salarios, además de reconocer y asumir su deuda con la sociedad.
Ha sido un error no separar la sanidad pública de la narrativa de la pandemia, porque el consenso sobre la pandemia (su existencia, sus causas, su solución) que existe en el Gobierno Estatal no existe entre científicos y por tanto Ayuso ha podido aprovechar esta laguna para contraponer unas medidas incoherentes pero populares.
Ha sido un error sacrificar al Rey en lugar de la Reina, esa Ministra Cuir que tenemos, que promueve políticas anti-feministas y muy neoliberales en el Ministerio de Igualdad, con leyes redactadas con un copia-y-pega por el Movimiento Trans, con Gran Farma detrás. Habría sido una candidata buena para la Comunidad de Madrid, pudiendo competir con las otras candidatas como igual; y no habría sido necesario que dimitiera después. Madrid, después de todo, no es España. Y la Comunidad de Madrid representa únicamente a sí misma.
La Derecha dice que está celebrando dos buenas noticias: haber ganado las elecciones y la dimisión de Pablo Iglesias. Piénsalo al revés. ¿Te alegraste de la sustitución de Rajoy, por Casado? ¿Aguirre por González o Cifuentes? No, ¿verdad? Porque daba lo mismo, su política iba a seguir igual, una de la extrema derecha, de saqueo de las arcas públicas en beneficio de los amiguitos, insolidaria, mentirosa, injusta con las personas fuera de la élite, cruel con los animales... Pero ellos están de verdad festejando que hayan podido acabar con Iglesias, mediante bulos, insultos, sobornos, y 16 balas en una semana. Porque han decapitado a Podemos.
No hay asalto al cielo con una subida de impuestos de un par de puntos porcentuales a los superricos. No se hace con procedimiento tras procedimiento en los círculos, acta tras acta, cisma tras cisma. No se hace inventando palabras ridículas (todos, todas y todes) ni haciendo malabarismos lingüísticos para evitar usar sustantivos o pronombres masculinos. No se hace redefiniendo hombre como mujer, en contra de toda ciencia, meramente porque algunos hombres hayan decidido vestirse con ropa de mujer.
El asalto al cielo solo es posible con un discurso revolucionario, una resistencia social y una desobediencia cívica en situaciones de injusticia. Los medios masivos no hablarán bien de ti una vez que te perciban como amenaza para sus intereses, así que seamos de verdad una amenaza para el neoliberalismo. Es hora de adoptar un discurso radical, manifestarse una tras otra vez ante los CIEs, parar cualquier desahucio, organizar quedadas con contenido interesante para jóvenes, y ofrecer ayuda práctica frente a la Administración Pública pero también censar a los que no están registrados para votar. Es hora de menos procedimientos y más pisar la calle.
El asalto al cielo no se hace buscando el voto de "minorías", sino moviéndose hacia la izquierda y manteniéndose fiel a una ideología radical, de raíz.